La Fabricación Aditiva (FA), o impresión 3D, está revolucionando el diseño y la aplicación de aleaciones de metales raros al eludir las limitaciones de la fabricación sustractiva tradicional. La FA permite la creación de geometrías complejas, ligeras y altamente eficientes que son imposibles de mecanizar a partir de un bloque sólido o forjar. Esto es particularmente transformador para componentes aeroespaciales como álabes de turbina y boquillas de combustible, que pueden imprimirse como piezas únicas e intrincadas con canales de refrigeración internos, eliminando la necesidad de ensamblaje y mejorando significativamente el rendimiento y el ahorro de peso.
El proceso típicamente involucra aleaciones de polvo metálico fino, como superaleaciones a base de níquel (por ejemplo, IN718, IN625) o Cobalto-Cromo. Un láser de alta potencia o un haz de electrones funde selectivamente el polvo capa por capa, construyendo la pieza desde abajo. Esto permite una libertad de diseño sin precedentes. Sin embargo, también exige mucho al polvo de aleación. El polvo debe tener una morfología perfectamente esférica, una distribución precisa del tamaño de partícula y una química impecable para asegurar un comportamiento de fusión consistente y la densidad final de la pieza. La FA no cambia la aleación fundamental; en cambio, desbloquea todo su potencial al permitir aplicaciones restringidas por la fabricación tradicional, empujando los límites del rendimiento en los sectores aeroespacial, médico y energético.